jueves, 12 de julio de 2012

Adela

    Adela espera sentada en la orillita del banco de la plaza. Se arregla el bretel. De su solero brotan pétalos de amapolas y con una asombrosa precisión toma uno y le da color a sus mejillas. Mira las copas de los árboles. En seguida una bandada de pájaros sale de sus pupilas y se posa en el jacarandá más próximo.
     Cuando Adela cruza las piernas  y acomoda su pollera caen pepitas de oro de su falda. Adela espera inquieta, piensa y sonríe. Recuerda el mar y la espuma le moja los pies.
       Adela está enamorada.

                                                                                                 Mónica Cinccinati

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